Hoy invitamos a nuestros amigos Isabel y Juan a pasar el día con nosotros en el Kaipirinha.
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  Después de tomarnos un arroz con conejo que estaba riquísimo y de la consabida siesta, le propongo a Juan e Isabel que si les apetece podemos dar un paseo por la ría a vela a lo que me responde Juan:
  -         Con esta brisa no nos vamos a mover.
  -         Tienes mucha  prisa entonces J, le contesto.
  -         Por supuesto que no, .... ¡vamos! 
  Al cabo de un rato delante del puerto de Cabo de Cruz ya íbamos navegando a 7 nudos, y me dice:
  -         Puedo llevarlo yo, en lugar del piloto automático.
  -         Si a ti te apetece, por mi no hay problema, respondo.
  Cual sería mi sorpresa al enterarme al cabo de los días que esa noche puso el Gran Siesta (un ketch Nauticat 33) a la venta.
  En 3 meses ya se había comprado un Oceánis 311, del que disfruta actualmente en el puerto de Coruña.